A través del relato de la propia Milagro, entre mates y lágrimas contenidas frente a cámara, el cineasta va desgranando su historia. Abandonada al nacer en una caja de zapatos frente a la puerta de un hospital de Jujuy, fue criada por una familia de clase media. Pero a los 16 años, al descubrir que le habían ocultado que era adoptada, dejó la casa y decidió volver a la calle. En medio de necesidades y humillaciones, sobrevivió como vendedora ambulante hasta caer presa a los 20 años. Al salir de la cárcel, tras ocho meses de encierro, decidió darle un vuelco a su vida y se sumó al trabajo social de un ex compañero de la JP y ahora dirigente de la CTA.